Esta semana tenía pensado hablar de cómo la demagogia está a la orden del día. No hay frase dicha por un político que no contenga falacias, argumentos simplistas o intentos de desacreditar al otro partido. ME PONEN ENFERMO. Pero algo ha llamado mi atención esta semana y siento que debo hablar de ello. La demagogia, como realidad eterna e inherente a este sistema, seguirá existiendo la semana que viene.
Al grano. En las últimas semanas se está produciendo un hecho curioso. Y es que, por arte de magia, los cines están bajando sus precios. De esta manera, podemos ver películas por 3 euros. Parece que alguien está empezando a tener visión en este país. Salas vacías, copias de películas que no se rentabilizan…Es evidente que había que hacer algo.
A mí me parece que están haciendo pruebas. Sólo el tiempo dirá cómo acaba esto. Pero el mes pasado tuvimos el primer experimento. La conocida Fiesta del cine trajo consigo largas colas en las salas de proyecciones y el colapso de la web que se habilitó para la causa. Resultados: éxito rotundo.
No obstante, no ha sido la primera edición de esta fiesta del cine. Ha sido la quinta, sino me equivoco. La novedad ha sido la posibilidad de descargarse una acreditación que te permitía ver todas las películas que quisieras por 2’90 euros durante tres días.
¿Por qué? Muy sencillo. Pusieron en marcha semanas antes una brillante campaña de marketing online mediante redes sociales y la citada web (ahora mismo carece de contenido). Es la prueba de que con planificación, anticipación y una buena difusión las cosas salen bien. No así la fiesta del cine de esta semana. Este segundo intento, que corresponde más bien a una guerra de precios, se ha hecho deprisa y corriendo. No planificación, no anticipación. Éxito menor.
Aún así, las cifras para mí no son tan deprimentes. Según esta pesimista noticia , sólo se han recaudado 300 euros menos con respecto a la primera fiesta del cine. Vaya dramón eh. Pero lo que ha pasado aquí es que una mala organización ha causado que esta segunda iniciativa haya triunfado sólo parcialmente. Que prueben con una mejor preparación y verán mejores resultados. También podrían incluso-si no lo hacen ya-pensar en algún programa de fidelización de clientes para impedir que huyan. Esta semana dos exhibidores (Cinesa y Cines ABC) ofrecían precios atractivos. Competencia. Vamos bien.
Y es que señores, lo he dicho antes, parece que está comenzando una guerra de precios en este sector y el único beneficiado, si se confirma esa lucha por el espectador, va a ser éste mismo. ¡¡¡POR FIN!!! Lo dicho, parece que la sensatez empieza a instalarse en la cabecita de los que manejan todo este tinglao.
Siempre se ha dicho. El cliente siempre tiene la razón. El comprador (en este caso el espectador) es rey y soberano. Si tú pones tu producto a 6, 7 8 e incluso a 9 euros (precios abusivos todos) y tu potencial cliente no lo quiere comprar…te jodes y bailas. O te adaptas, ya que es él el que manda. El cliente manda. Y no tener en cuenta esa antigua pero tan aparentemente ignorada premisa, es de no tener visión empresarial. O de algo peor que no escribiré aquí.
Esto me lleva también a la piratería. Si tu trabajo es pirateado…es porque algo estás haciendo mal. Seguramente, poner a tu trabajo un precio abusivo. El cliente manda. La piratería es mala, perjudica a mucha gente. Estoy de acuerdo. Yo mismo consumiría más productos culturales si fueran más baratos.
¿Quieres combatir la piratería? Perfecto. Baja los precios. Ahorra costes en producción, se más competitivo. Qué sé yo. Innova, joder. Hay grandes posibilidades hoy en día para reducir costes. Sólo debes ser creativo. Puedes pensar en algún proyecto de Crowdfunding, o que tu trabajo sólo esté en formato digital para ahorrarte costes de impresión, distribución,…
Y aquí la humilde opinión de un servidor que, en las dos fiestas del cine que ha habido hasta el momento, ha tenido que hacer desesperantes colas para sacar entradas. Antes de ayer, de hecho, quería ver Capitán Phillips y empezó mientras estábamos en la cola…Los centros comerciales estaban llenos y los locales de restauración, también. No sólo ganan los cines, por lo tanto. El centro comercial en sí sale ganando porque se estimula el consumo («ya que estamos, nos hacemos unos montaditos no»?).
Reflexionen señores. Aquí el que no rentabiliza su negocio es porque no atiende a las señales que el mundo le manda. Renovarse o morir. Ésa es la cuestión.
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