Hace unos días tuvo lugar el anunciado cierre de Canal 9. Se pone fin (¿?) así a un capítulo un poco oscuro de la realidad mediática de las últimas semanas. Y digo oscuro porque hay muchas cosas que se nos escapan. O al menos a mí. Les decía a mis amigos con los que suelo debatir de éstas y otras cosas que no iba a opinar sobre el tema de momento. Tenía que pensar.
Resulta que los trabajadores de Canal 9 se han callado muchas cosas. Cosas que no deberían permanecer en secreto, que deberían salir a la luz. Como lo del accidente de metro en Valencia. Muchas nueces…pero poco ruido. Y no sólo eso, sino que también mentían y engañaban en otros aspectos. Iolanda Marmol escribió un artículo exponiendo, un poco tarde, algunas de las exigencias del PP en materia de comunicación. Vamos, que prácticamente les hacían el informativo.
Una muestra más de que el poder manipula. Un partido político que controla un medio de comunicación es algo muy peligroso. Y para mí, inmoral. Porque va a tratar de imponer su verdad a toda costa. En el artículo te puedes hacer una idea de lo que hablo. Y si algo se merece el espectador, es la verdad.
Ahora Canal 9 pide perdón por no haber informado mejor a sus ciudadanos, calificando su propio proceder como «indigno» para una cadena pública «que debe estar al servicio de los ciudadanos». Personalmente, pienso que esto también llega tarde. Pero voy a meterme ya en lo que quería comentar.
Tras muchísimos años guardando silencio, callando y obedeciendo a un gobierno autonómico corrupto y manipulador, con el cierre de RTVV sus trabajadores esgrimen argumentos como censura, una limitación a la libertad de expresión y cosas así. No me acuerdo bien. ¿Ahora salís con ésas? ¿Es en este momento cuando empezáis a decir que os cortan las alas? Llevan tiempo haciéndolo. ¿Por qué lleváis tanto tiempo callando informaciones que el pueblo valenciano debía y merecía saber?
Esto es sólo una opinión personal, pero un periodista honrado se debe a su público. Un periodista honrado habría dado un golpe encima de la mesa, habría aireado todos los secretitos y habría sacado la basura a la calle. Al menos, es lo que habría hecho yo. Yo me voy a la puta calle, pero me llevo conmigo a todos los chorizos. O al menos, les pongo en evidencia. Y tan tranquilo, con la conciencia limpia y con la sensación de haber hecho lo correcto.
Podéis llamarme oportunista, o decirme que hablo desde la seguridad de mi portátil y que sólo estoy generando situaciones hipotéticas. Pero me da igual, el que me conoce sabe cuáles son mis valores y lo que me mueve. Y sabe que hablo en serio.
Y a todo esto, hacen falta más periodistas honestos y con valentía. ¿Dónde se esconden? ¿Tras un montón de billetes a final de mes? ¿Tras la comodidad de un sillón blandito? Personalmente, creo que a un periodista honrado que antepone sus principios a su sueldo o a su puesto de trabajo…no le va a costar encontrar un nuevo empleo. Porque hace falta más gente así. Y si estos periodistas honrados, valientes y con personalidad no encuentran trabajo, es que tenemos un problema muy grave.
Los comunicadores en general (no sólo los periodistas) tenemos una función muy importante: arrojar luz sobre los aspectos importantes. Luchar contra la desinformación, fomentar el espíritu crítico y combatir la demagogia y la manipulación. Y tenemos el poder y las habilidades para ello. ¿Por qué no ejercerlo? Seamos un altavoz.
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